La novela picaresca
La picaresca representa una nueva manera de novelar que supera la tendencia medieval a moralizar a través del relato y a mostrar situaciones y personajes ejemplarizantes. La novela picaresca ofrece un relato que entra directamente a cuestionar la sociedad y sus estructuras. Para ello crea un personaje que encarna los conflictos de una sociedad compleja y sus nuevos valores: el pícaro.
El Lazarillo de Tormes, un recorrido por la sociedad española

Lazarillo de Tormes es una novela anónima publicada en 1554 que se considera una de las primeras novelas picarescas de la literatura española. La obra narra las aventuras y desventuras de Lázaro, un joven pícaro que sobrevive a base de astucia en una sociedad injusta y corrupta. Esta novela ofrece una crítica social mordaz de la España del siglo XVI, explorando temas como la pobreza, el engaño y la hipocresía
- En 1554 se publicaron simultáneamente cuatro ediciones de la obra, sin nombre de autor, en Burgos, Alcalá, Amberes y Medina del Campo.
- Tuvo un éxito fulminante, a pesar de que muy pronto, en 1559, fue prohibida por la Inquisición. Sin embargo, continuó leyéndose porque entraban en España muchos ejemplares impresos en el extranjero.
- A finales del reinado de Carlos V, eran cada vez más difíciles de reconocer las antiguas diferencias de clases: la realidad estaba llena de señores arruinados o de aventureros enriquecidos.
- A Lázaro de Tormes no le interesan ni las novelas de caballerías ni los romances de los enamorados, ni los héroes: su único heroísmo es la supervivencia.
Características de la novela picaresca
- Autobiográfica: El narrador relata en primera persona su historia a modo de confesión personal. Pero su perspectiva doble en tanto autor y actor le permite escribir y juzgar las acciones y su desenlace.
- Presencia del pícaro (antihéroe): Representa una oposición al ideal caballeresco. Su conducta esta marcada por el engaño y la astucia. Su libertad es su gran bien. Una libertad condicionada por sus condiciones de vida.
- Verosimilitud: En estas obras no hay lugar para ninguna aparición fantástica ni para sucesos extraordinarios como no sea el de sobrevivir a pesar de todo.
- Realismo: El recorrido se da por plazas y pueblos de ciudades reales y por los barrios e inquilinatos de forajidos y aventureros.
- Tono irónico: Es un elemento constante en el relato picaresco como forma de crítica a la hipocresía social y a los ideales caballerescos en decadencia. El protagonista deambulará por las distintas capas sociales, a cuyo servicio se pondrá como criado, lo que le permitirá conocer los acontecimientos más íntimos de sus dueños. Todo ello será narrado por el pícaro con actitud critica. Sus males son, al mismo tiempo, los males de una sociedad en la que imperan la codicia y la avaricia.
- Carácter moralizante: Presenta un ejemplo de conducta inadecuada que resulta castigada. La picaresca esta muy influida por la retórica de la época basada en la predicación de ejemplos que narran la conducta incorrecta de un individuo que, finalmente, es castigado o se arrepiente.
- Publicación clandestina: Hecho que explica que su autor haya ocultado su identidad o que algunas partes de la obra hayan sido censuradas por la Inquisición y solo se hayan recuperado en ediciones modernas.
El antihéroe
El antihéroe es un personaje, generalmente protagonista de la historia, que no encarna los valores y rasgos del héroe clásico.
Si el héroe es un personaje colmado de virtudes, de ética y moral intachables e incluso agraciado físicamente; el antihéroe es todo lo contrario. Puede exhibir algún defecto físico, tener vicios, cometer delitos, etc.
- Tiene un código de honor personal que no coincide con lo aceptado por la sociedad.
- Puede cometer actos inmorales, poco honorables o delictivos.
- Solitario o asocial.
- Apariencia poco agraciada, incluso puede tener algún defecto físico, etc.
- Pasado difícil que justifica su actitud presente.
- Poca fe en el ser humano.
Tipos de antihéroes
- El antihéroe creado desde una perspectiva humorística, de manera que sus rasgos sean una caricatura o sátira de los valores del héroe. Un ejemplo lo tenemos en don Quijote.
- El antihéroe racional y cínico, que no tiene esperanza en el ser humano, pero que es útil a la sociedad ya que soluciona algún tipo de problema al tomarlo como un reto a su inteligencia.
- El antihéroe de pasado oscuro, frustrado y decepcionado con el mundo, capaz de infringir la ley o de realizar acciones cuestionables por la sociedad, pero siempre siendo fiel a su personal código de honor.
- El pícaro. Este personaje que nació en el Siglo de Oro, generalmente es un niño o un joven, de estrato social muy bajo que para sobrevivir en un mundo decadente debe poner a prueba su ingenio. Como sabes, en ocasiones realiza actos poco honorables e incluso delictivos. El Lazarillo de Tormes, Rinconete y Cortadillo son ejemplos de este antihéroe.
Actividad
Lee el siguiente fragmento del Lazarillo de Tormes y responde: ¿Por qué este cuento hay: las siguientes características:
Autobiográfica.
Presencia del pícaro (antihéroe).
Verosimilitud.
Realismo
Tono irónico
Carácter moralizante
Publicación clandestina

Usaba poner cabe sí un jarrillo de vino cuando comíamos, y yo muy de presto le asía y daba un par de besos callados y tornábale a su lugar. Mas duróme poco, que en los tragos conocía la falta, y, por reservar su vino a salvo, nunca después desamparaba el jarro, antes lo tenía por el asa asido. Mas no había piedra imán que así trajese a sí como yo con una paja larga de centeno que para aquel menester tenía hecha, la cual, metiéndola en la boca del jarro, chupando el vino, lo dejaba a buenas noches. Mas, como fuese el traidor tan astuto, pienso que me sintió, y dende en adelante mudó propósito y asentaba su jarro entre las piernas y atapábale con la mano, y así bebía seguro.
Yo, como estaba hecho al vino, moría por él, y viendo que aquel remedio de la paja no me aprovechaba ni valía, acordé en el suelo del jarro hacerle una fuentecilla y agujero sutil, y, delicadamente, con una muy delgada tortilla de cera, taparlo; y, al tiempo de comer, fingiendo haber frío, entrábame entre las piernas del triste ciego a calentarme en la pobrecilla lumbre que teníamos, y, al calor de ella luego derretida la cera, por ser muy poca, comenzaba la fuentecilla a destilarme en la boca, la cual yo de tal manera ponía, que maldita la gota se perdía. Cuando el pobreto iba a beber, no hallaba nada. Espantábase, maldecíase, daba al diablo el jarro y el vino, no sabiendo qué podía ser.
-No diréis, tío, que os lo bebo yo -decía-, pues no le quitáis de la mano. Tantas vueltas y tientos dio al jarro, que halló la fuente y cayó en la burla; mas así lo disimuló como si no lo hubiera sentido. Y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando el daño que me estaba aparejado ni que el mal ciego me sentía, sentéme como solía; estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor, sintió el desesperado ciego que agora tenía tiempo de tomar de mí venganza, y con toda su fuerza, alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, le dejó caer sobre mi boca, ayudándose, como digo, con todo su poder, de manera que el pobre Lázaro, que de nada de esto se guardaba, antes, como otras veces, estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo que en él hay, me había caído encima.
Fue tal el golpecillo, que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos de él se me metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales hasta hoy día me quedé.