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La literatura está llena de subgéneros y formas que nos enseñan valiosas lecciones de vida a través de historias ingeniosas y a menudo breves. Dos de estos subgéneros que han perdurado a lo largo de los siglos son la fábula y el apólogo. Ambos comparten el propósito de transmitir enseñanzas morales, pero lo hacen de maneras distintas y en contextos variados.

¿Qué es una Fábula?

La fábula es un relato breve, generalmente protagonizado por animales que actúan y hablan como seres humanos. Estos personajes animales son a menudo representaciones de virtudes y vicios humanos, y sus aventuras culminan en una moraleja clara y explícita que busca instruir al lector o al oyente. Las fábulas son conocidas por su sencillez y claridad, lo que las hace accesibles y efectivas como herramientas educativas.

Características de la Fábula:

  1. Protagonistas Animales: Los personajes son animales que poseen características humanas, como la astucia del zorro o la lentitud de la tortuga.
  2. Moraleja: Cada fábula concluye con una enseñanza moral, a menudo expresada en una sentencia clara.
  3. Brevedad: Las fábulas son narraciones cortas y directas, diseñadas para transmitir su mensaje de manera rápida y eficaz.
  4. Simplicidad: El lenguaje es sencillo y accesible, permitiendo que personas de todas las edades comprendan la lección.

Ejemplo de Fabulistas Famosos:

  • Esopo: Conocido por fábulas como “La liebre y la tortuga” y “El cuervo y la jarra”.
  • Jean de La Fontaine: Autor de “La cigarra y la hormiga” y “El lobo y el cordero”.
  • Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego: Destacados fabulistas del Neoclasicismo español.

¿Qué es un Apólogo?

El apólogo es una narración breve que, a diferencia de la fábula, puede tener personajes humanos. Al igual que la fábula, su objetivo principal es enseñar una lección moral, pero los apólogos suelen tener una estructura más elaborada y pueden abordar temas más complejos y abstractos.

Características del Apólogo:

  1. Variedad de Protagonistas: Los personajes son humanos. Puede haber animales, pero no hablan; tal como en la vida real.
  2. Enseñanza Moral: El apólogo siempre concluye con una lección moral o filosófica, aunque puede ser más implícita que en la fábula.
  3. Estructura Elaborada: Los apólogos pueden ser más largos y detallados, permitiendo una mayor exploración de los temas.
  4. Contexto Didáctico: A menudo se utilizan en contextos educativos y filosóficos para ilustrar principios éticos o morales.

Ejemplo de Apólogos Famosos:

  • “El anillo del rey” de Gotthold Ephraim Lessing: Un apólogo sobre la tolerancia y la verdad.
  • “El hombre, el niño y el burro”: Una narración que ilustra la dificultad de complacer a todos.

Comparación y Contraste

Ambos géneros, aunque distintos en su forma y estructura, comparten la intención de instruir y guiar moralmente a sus lectores. La fábula, con su simplicidad y personajes animales, se enfoca en lecciones claras y directas, mientras que el apólogo, con su mayor diversidad de personajes y estructuras, permite una exploración más profunda y matizada de las lecciones morales.

Actividad

Lee el apólogo “El hombre, el niño y el burro”

Un hombre y su hijo se dirigían al mercado en compañía de un burro que tenían en venta. En el camino se encontraron con un campesino que les dijo:

—Amigos, ¿por qué caminan si tienen un burro que pueden montar?

Entonces, el hombre montó al niño en el burro y siguieron su rumbo. Pero pronto pasaron junto a un grupo de hombres y uno de ellos dijo:

—Miren a ese niño tan perezoso, deja que su padre camine mientras él monta el burro.

Al escucharlo, el hombre bajó al niño y se montó en el burro. No iban muy lejos cuando pasaron junto a dos mujeres; una de ellas le dijo a la otra:

—Mira a ese hombre tan egoísta, deja que su hijo camine mientras él monta el burro.

Abrumado por los comentarios, el hombre pidió nuevamente a su hijo que se subiera en el burro y ambos continuaron el viaje montados en el lomo del animal.

No tardaron en llegar al pueblo y los transeúntes comenzaron a reírse y señalarlos. El hombre se detuvo para preguntarles de qué se burlaban, los transeúntes respondieron:

—¿No les da vergüenza ponerle tanto peso a un pobre burro?

El hombre y el niño se bajaron del burro para pensar qué hacer. Pensaron y pensaron, hasta que finalmente cortaron un palo y ataron las patas del burro a él. Cada uno, sujetando un extremo del palo, levantaron el burro hasta los hombros. Continuaron el camino en medio de la risa de todos hasta que llegaron al puente que los separaba del mercado.

En ese momento, el burro desató una de sus patas y le dio una patada al niño, haciéndolo soltar su extremo del palo. En la lucha, el burro voló sobre el puente y fue a dar al fondo del río.

—Eso les enseñará —dijo un anciano que los había seguido.

Y les dejó la siguiente moraleja:

Moraleja: Trata de complacer a todos y no complacerás a nadie.

Ahora lee la fábula “El asno y el cochino” de Felix María Samaniego

Envidiando la suerte del Cochino,

un Asno maldecía su destino.

“Yo, decía, trabajo y como paja;

él come harina, berza y no trabaja:

a mí me dan de palos cada día;

a él le rascan y halagan a porfía”.

Así se lamentaba de su suerte;

pero luego que advierte

que a la pocilga alguna gente avanza

en guisa de matanza,

armada de cuchillo y de caldera,

y que con maña fiera

dan al gordo cochino fin sangriento,

dijo entre sí el jumento:

Si en esto para el ocio y los regalos,

al trabajo me atengo y a los palos.

Moraleja: No envidies la vida de los demás porque no sabes su realidad. Vive la tuya y disfruta cuanto puedas. Siempre puede ser peor.